22 oct 2013

HASTA SIEMPRE PRIMO


Con tanto esfuerzo sostenía bajo su cuerpo en tullido un pequeño bulto que no quería que nadie se hiciera con él. Los síntomas cada vez eran más agudos y el fuego abrazador del sol hacía con su cuerpo rebozando en fiebre un horno que fácilmente sancocharía los huevos que su médico le había recetado.

Ensimismado lo había perdido todo desde hace mucho, su padre se había marchado cuando niño era y el recuerdo de su madre como un vago recuerdo rondaba en su mente; solo en este mundo al borde de la miseria, solo con la compañía de sus abuelos y el recuerdo de sus hermanos, que escaparon lejos, se había quedado en este mundo. Sus días febriles no eran más que cargadas de rocíos en su espalda, los colores del paisaje que lo secundaba no eran más que de blanco y negro.

La soledad de su infancia se había convertido en su pan de cada día, callado y dubitativo intentaba ponerse delante de sus primos de su edad, pero el precoz leguaje de los otros habían ido consumiendo a pasos grandes su voluntad de intentar hacer algo. Hizo de su hogar la calle y de su cama un rincón en la casa de sus abuelos, todos los días muy de mañana salía a caminar sin rumbo, no era para él la mesa, no era para él las mañanas de compartir tampoco las tardes de lonche ni las noches de la cena cálida que se armaba al borde los granos y la sopa hecha por la abuela. Solo agradecía que le estuviera reservado algo para cuando regresara de buscar a sus padres por el campo que nunca supo si habría estado allí.

Era así como escogió vivir, es de esa manera que decidió hacer de su vida un camino transitable, pero desde este espacio digo que se equivocó. Podría haberse hecho de bien y recorrido el camino que hoy se le cerró si por bien hubiera tomado la mano amiga del sobrino que le tendió, pero desde hace mucho ya había renunciado a cualquier intento, solo quería llegar al regazo donde sus padres le aguardarían y hoy cuando sus ojos yacen nublados y su mente palpitante ahogó con los latidos quietos de su corazón hade por fin su suerte consumarse.

Si no hay más castigo para una mente cansada y desolada, la muerte trágica de los únicos seres que le entendían llegó pronto, primero su abuelo luego el recuerdo cálido de la abuela iba consumiéndose lentamente, ahora si no hay nada en este mundo que lo ataba, la casa que solía estar abrigada con la presencia de esos dos seres amados ahora permanecía tétrica y casi un cementerio. Tu vida querido primo, si bien yacía sostenido por algún recuerdo, ahora quedaba sepultado bajo la lápida de las personas que amabas. Fuiste grande al permanecer aferrado a este mundo que te había despojado de todo, ahora tu cuerpo se fundirá en la tierra y tu alma se elevará a la compañía de los seres que amas. Y todo lo que deseabas hacer, si es que aún deseaste, quedarán inconclusos esperando ser descifrados por los que rodean hoy tu cuerpo inmóvil.

¿Qué es lo que guardaba firme y férrea entre sus manos? Tristes y con críticas resolvemos el acertijo de aquel pequeño bulto que escondía entre sus sabanas y su cuerpo. Un pequeño puñado de dinero que en su voluntad seguro deseaba para  un entierro decoroso.

Hermanos, primos, tíos, sobrinos, hoy al borde se su lecho intentan resolver desde sus lógicas la controversia de su vida, pero pocos entienden que la batalla que libró era más fuerte y férrea la que vivió de sano, mas no la que le tuvo postrado por unos largos meses entre el horno de su lecho.

Querido primo, si estas letras te llegan a donde estés, no tomes como una disculpa mía por lo que nunca estuve; tú al igual que yo compartimos ciertos rasgos, pero yo sigo en este mundo intentando cambiar lo que tu renunciaste hace mucho. Querido primo, estarás por bien, mucho mejor ahí al lado de tus padres, alejado de este mundo ruin y perverso que te tocó vivir.

Allá donde estés cuida y orqueste el camino de los que en este mundo esperamos verte.








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