31 ene 2011

SEÑOR



Señor, escóndela detrás tuyo, a esta muchachita conocida entre sus amigos con el diminutivo lisonjeado de… aunque esto no era su verdadero nombre, pero tu señor, conoces cada fragmento de la amiguita que un día me entusiasmó. Aunque aún su presencia esta lejos de ti, no dudes en llamarla…
Ella soñó; caminaba descalza suspendida en el aire, acompañada de su conciencia y razón (su padre y su madre) los que motivan su terrible existencia. Pero en ello, a cada paso el aire escaseaba y el peso de sostener aumentaba, el esfuerzo por soportar aumentaba, pero seguía y seguía… hasta ser interrumpida por el estrepitoso zumbido de la alarma que descansaba sobre su cabecera. Yo, su admirador, enmudecía con infinidad de interpretaciones que le buscaba.
Señor, en este mundo defecado, no creo se cumplan su sueños, no creo logre la felicidad; por que aquella amiguita, no es frágil como la creí, tiene espinas y ello no la maduraría en la verdad de sus sueños.
Señor, para ella, ninguna película se encendió, no hubo mansión ni palacios, el amante que esperaba jamás se presentó y cargó solo con un mentecato; ahora, ella, solo ella y sus sueños; ahora señor, la veo llorando y su llanto corroe mis celdas. Se levanta y piensa construirlo lo que le fue negado, pero eso señor, eso; la forma como lo pretende. No señor, no.
Señor, aunque últimamente estaba corto de ti, no me negarás este favor; en nombre de los muchos, que de niño te sentí.
Señor, ¿me pides que te lo diga con voz alta?, pero cualquier cosa que pueda decir con los labios no importa. Por que tu, señor, no oyes con el oído ni juzgas con la razón; si no, oyes y juzgas con el corazón, y, eso señor, es lo que de niño me ha maravillado; lastima que hoy no sienta el mismo escozor que de niño me acosaba, al oír de ti.
Señor; tu no mirarás en mis ojos, lo que a judas los fariseos; por que no es la codicia la que me obliga a renunciarte, si no el inmenso vacio que tu ausencia me engulle.
Hay señor… no se como, aún me atrevo a pedirte algo; pero es ese entusiasmo que aquella muchachita me dejó, la que me obliga a redescubrirte. Que forma, mas pagana ¿cierto señor?, pero no veas ello, si no lo que tu sabes, el corazón.



2 comentarios:

Llena de Gracia dijo...

el amor toco a tu puerta??

Anónimo dijo...
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