25 jul 2011

PARTE II

Una ligera carcajada se encenderá dentro de mí, como seguir así luego de mucho o, será acaso una de esas tantas mentiras que convertí en verdad simplemente para creerme que nunca eh mentido...

…así no es, así no será; aunque el dolor hiera este orgullo, eso será el inicio de aquel día. Pero a pesar de todo, escondiendo esta sensación de desasosiego, volveré con la sonrisa en los labios a seguir complaciéndote como que entre esos cincuenta otoños distara solo un segundo, o como tu ausencia del entre el hoy y el mañana estara solo a un abrir y cerrar de ojos. Pues sí, así es; debido a que nunca anduviste fuera de todo esta sensación que compone mi espacio el mañana es solo eso, un abrir y cerrar de ojos.

De qué cosas hablaríamos, de quienes ahora hablaríamos, que cosas ahora nos alegrarían; seguramente de las mil cosas que nunca en mi ausencia llegaste a disfrutar o quizá sea yo ahora el blanco de tus disparatadas locuras, como el decir que por ti nunca me alejé a donde debía, que por ti petrificado en este espacio me he quedado, que por tu ausencia todo este silencio fue a diario más profundo. Y la gran pregunta se encenderá y, ¿Aún sigues de pie?, ¿aún sigues respirando?, pero si tu aire, que soy yo, ah desaparecido.

Otra ligera carcajada, pero esta vez más pronunciada elevaré hacia tu rostro; demasiado tu imaginación vuela mi querida…, y pensaré, (esa tu imaginación se parece a la mía, ya que es ella que me mantuvo hasta hoy, es ella la que animaba los días grises que tu ausencia dibujó sobre mí, es esa imaginación la que me condujo sin pensar hasta esta triste letra que fantasea el futuro, la misma que me embaraza con tus imágenes al borde de hacerme parir llanto). Luego de ese ligero silencio, contemplaré detenidamente tus lunares que adornan tu rostro, aquellos que en esas tristes noches de verano me dejabas contarlas y cada una que descubría los bautizaba con un ligero beso de niño, sin pensar más diré; querida, tal como te advertí: están marchitos, están vacios y ¿su color, quien os llevó?, ¿quién desgastó su color fuerte y solo dejó el escaso rastro de una velada inconclusa?, ahí las preguntas quedarán sin respuesta.

Como es de suponer, no tienes por qué entender o comprender todo lo que digo, solo intentarás ser condescendiente como las otras veces y, así continuaríamos descubriéndonos y redescubriéndonos, encontrándonos y perdiéndonos como las mil y una noche que pasamos al borde de nuestra imaginación infantil…

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